"… quería, ansiaba, encontrar su sitio en el mundo.

Sabía que aquí sólo estamos dos días y no eran para ser desperdiciados.

 

Y cuando, por fin, encontró el camino, los fantasmas obstruían el paso, determinaban sus decisiones.

Oprimían garganta, pecho, estómago.

Debilitaban la energía pero la voluntad era más fuerte, su convicción aún más poderosa que los fantasmas del camino…

 

No permitiría que nada ni nadie le arrebatara el sentido que le había encontrado a la vida y, por ende, la felicidad."

©Ligeiaeterna